Las terapias contextuales cuentan con una base filosófica y estudian a la persona y a su conducta dentro de un contexto, entendiendo que no es posible contemplarlos por separado, y, sin olvidar que el comportamiento del individuo está influenciado por su historia personal. En estas terapias, cobran especial importancia aspectos como la conducta verbal de la persona y los valores de la misma. O, dicho de otro modo, lo que el paciente se dice a sí mismo y a los demás, y cómo influye esta circunstancia en su forma de actuar (alejándole o acercándole al tipo de vida que desea vivir).
El objetivo que persiguen las terapias contextuales es poder predecir el comportamiento, influir sobre él y conocer los efectos de ciertos componentes sobre la conducta, propiciando una mayor efectividad en la intervención.
De esta manera, el/la terapeuta ayudará al consultante a esclarecer los factores que influyen sobre su comportamiento y a elegir las acciones que le lleven a vivir la vida que desea vivir; sin cederle el control a los pensamientos y emociones que le invadan.
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) en infancia y adolescencia, ofrece un modelo transdiagnóstico que cuenta con fuertes bases conceptuales-filosóficas y con potente apoyo empírico que va en aumento. Se profundiza en el conocimiento de la formación y perpetuación de los problemas psicológicos, y, todavía más relevante, en la identificación de los procesos que permiten invertirlos cuando se hacen presentes. La Terapia de Aceptación y Compromiso ha trasladado estos avances al ámbito infanto-juvenil; consiguiendo cambios más duraderos y generalizados.
Desde esta terapia se aplica el conocimiento de las leyes básicas del comportamiento humano con el fin de entender la manera en la que se producen los problemas psicológicos en la infancia y adolescencia. En la intervención, se utilizan las estrategias de la Terapia de Aceptación y Compromiso para impulsar la flexibilidad psicológica en niños y adolescentes en las distintas manifestaciones (miedos, patrones impulsivos, patrones negativistas, patrones desafiantes, etc.). Además, en el proceso terapéutico, se trabaja de manera conjunta con los padres para conseguir un análisis adecuado de la función del problema, entrenando un patrón más flexible respecto al malestar que manifiestan en la interacción con los hijos y exponiendo orientaciones que permitan potenciar la flexibilidad psicológica en los niños y adolescentes.
La formación más específica en infancia y adolescencia, permite profundizar en la evaluación, tratamiento e intervención de los problemas clínicos, evolutivos y educativos en la infancia y adolescencia. Cabe destacar el rol tan importante del entorno familiar y escolar en este sentido, siendo necesario el trabajo conjunto con los padres y docentes que intervienen día a día con niños/as y adolescentes que exponen algún tipo de alteración conductual. Se abarcan todas las fases necesarias para el abordaje psicológico desde un prisma multidisciplinar y práctico.
Ofrecemos terapia para adultos, adolescentes y niños.